Los vecinos de Bernal, los mismos que supieron tener un intendente que solía viajar en el baúl del auto, no se sorprenden ya de ver crecer exponencialmente a un Laboratorio de Productos Medicinales que empezó por construir un edificio de varios pisos en su agradable barrio residencial donde ese tipo de obras está taxativamente prohibido. En su momento, el mismo intendente que viajaba camuflado fue quien permitió la excepción. Después los pobladores supieron que la empresa -que hoy, a pesar de la crisis económica, no cesa de comprar propiedades en la manzana donde asienta-, se iba a dedicar a producir medicamentos genéricos. Sin embargo, si uno la “googlea” bajo su nombre de Klonal, se encuentra con que parece un polirrubro por la variedad de específicos que ofrece, cosa para nada habitual entre los laboratorios serios que se especializan en determinadas líneas terapéuticas. De ahí que los más despiertos entre esos vecinos vinculen semejante éxito -y a él los nombres de Aníbal Fernández y Ginés González García, iniciales asociados- al “negocio” de la Efedrina estallado en aquel momento. Si se suma el por entonces contemporáneo afán de Juan Manzur por los “genéricos” -una buena idea teórica, echada a perder por la conocida falta de control práctico y vaya a saber qué otros negocios- ya se tendrá una combinación de nombres a los que no perder pisada; pero a la que no tomaron en serio los sucesivos gobiernos de los últimos veinte años.
Paralelamente, nuestro Sur cordillerano va siendo asolado por el delito de los falsos mapuches que, con apoyo británico, empiezan a practicar la secesión de una amplia porción de territorio argentino y chileno mediante violencia física sumada a una equivalente violencia oficial por omisión, basada en la mentira. Son contados los miembros de la clase política que se refieren a esto con la debida honestidad, a pesar de los desmanes y la criminal prescindencia del hipócrita gobierno central.
Es que los políticos de varias layas insisten en hablar “claramente”. Pero de modo casi unánime han adoptado semejante muletilla para no poner nada bajo la luz. A tal expresión -de la que la candidata a diputada bonaerense por los gobernantes es particular usuaria- siguen explicaciones confusas, como de inteligencias bloqueadas. Y esto a pesar de que, por lo menos la tal candidata, es capaz de las más nítidas, ordinarias expresiones cuando quiere describir las promovidas actitudes de sus “compañeros”.
“Claramente” ni allí ni en el ámbito de la Justicia, cada vez más “procesalista” y menos justa, se quiere buscar la verdad sobre la Argentina. Pero la suma de Rosario y las villas miseria de Buenos Aires, la comentada conexión de los mapuches con las FARC, y la señalada tendencia de nuestra nueva cúpula gobernante, permiten sospechar de dónde, en un país fundido, podrá salir la financiación de la empresa político/delicuencial que tiene enredada a la Patria.
Eso sí está claro, aunque pocos quieran decirlo.
Por Hugo Esteva.
Un comentario
Esto, seguro es así. Siempre ha sido asi, desde 1943, la doctrina dr estos fue siempre basada en falacias. El peor pecado de los politicos es la falacia, que la unica forma de combatirla es por el reclamo social. Los demas delitos a los que nos tienen acostumbrados estan en la Constitución y los Codigos. El voto es el otro camino. A la dirigencia actul no se le puede creer NADA.