Gobernar (como lo indica la palabra misma desde su origen griego –kybernao–), en principio señala a quien lleva el timón de la nave, a quien sabe a qué puerto quiere ir, al que puede aprovechar las corrientes de la mar, los vientos, propicios o contrarios, para arribar con bien a su destino.
Hace ya más de sesenta años Joan Manuel Serrat popularizó una canción: La Paloma, de Carlos Guastavino; y el humor criollo fijó en una frase, inspirada allí, la forma de desacreditar a alguna persona: «Es más boludo/a que la paloma de Serrat. Porque hay que recordar que la susodicha paloma «queriendo ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era agua, que la noche la mañana; creyó que el mar era el cielo…» Se puede creer tanta imbecilidad? No, hasta que se hicieron cargo del timón de nuestra nave los integrantes del Dúo Dinámico, Alberto y Cristina. Y a partir de allí todo desatino resultó poco.
Nos quieren hacer creer que alguno de ellos gobierna, o que se reparten el poder y que ello debe importarnos: nos aterroriza.
Un pusilánime convencido de su propia astucia y una mujer perversa y egoísta, a ninguno de los cuales se les conoce una sola idea propia acerca del futuro que querrían construir para nuestro pueblo, para nuestra Patria. A los dos la palabra parece haberles sido dada para encubrir la vacuidad de su pensamiento.
En todo lo que importa al Nuevo Orden Mundial son sólo sicarios. En lo demás, son un par de tarambanas.
Que Dios, Nuestro Señor, se apiade de nosotros y dé a nuestro pueblo la voluntad para luchar, en los tiempos aciagos que se avecinan, por el Bien, la Verdad y la Justicia.
Por Enrique Graci Susini.
