
Las retenciones, un impuesto tan histórico como anacrónico.
Los derechos de exportación continúan cuando deberían haber expirado en 1866.
Los derechos de exportación continúan cuando deberían haber expirado en 1866.
Hace un año, en medio de la algarabía de sus simpatizantes, Alberto Fernández
se sentaba en el sillón de Rivadavia. Nadie podía imaginar entonces que, a las asignaturas
pendientes que arrastraba el país y a la desafortunada herencia recibida de la administración
anterior, el presidente pronto debería sumarle una preocupación de mayor calado: la pandemia.
Una vez más, se encuentra en debate la cuestión de los derechos de exportación, mal llamados “retenciones”. Que alcanzan, hoy, niveles intolerables. El Estado – causante de nuestra decadencia, por administrar mal un país rico – encuentra en ellos un impuesto fácil de recaudar e imposible de eludir. Aunque así se castigue a quien realmente produce y genera divisas que la Argentina necesita.
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