
Pena de muerte, un debate necesario.
Dos crímenes horrendos han conmovido a la sociedad argentina: el del joven Fernando Báez Sosa y el del niño Lucio, poco más que un bebe.
Dos crímenes horrendos han conmovido a la sociedad argentina: el del joven Fernando Báez Sosa y el del niño Lucio, poco más que un bebe.
Me alegra enormemente que Cristina Kirchner haya sido condenada; confío en que la instancia superior agrave la pena considerando la asociación ilícita sosteniida por los Fiscales y, en minoría, por el Camarista Basso.
Desde Villa Mascardi, un mensaje para el Presidente.
Marcha desde la estación de Subte E Rodolfo Walsh, que homenajea al ideólogo del atentado, hasta Moreno 1417, lugar donde estalló la bomba de Montoneros que dejó 23 muertos.
La DISPARATADA interpretación de la ley que hace la jueza Silvina DOMINGUEZ avalada por los jueces de la Cámara Federal de Apelaciones de General Roca,
Son viejos soldados de una guerra que no buscaron pero que ganaron. Van en pos de esa corona de laureles que según San Pablo esta prometida a quienes combatieron el buen combate y no perdieron la Fe. Infinitamente mas abajo otra larga fila de mas de dos mil hombres aguarda pacientemente el turno de ser llamados al estrado supremo de la Gracia.
El juez federal Daniel Rafecas ordenó la detención de diez militares por su participación en un enfrentamiento que tuvo lugar el 29 de septiembre de 1976, en una casa de Villa Luro, donde se encontraban reunidos miembros de la secretaría política de Montoneros.
A Lucas lo mataron por una bicicleta. El mismo día, por robos nimios, asesinaron a Rodrigo y a Gonzalo. Si el título alude sólo a Lucas, es porque matar por una bicicleta subraya la tragedia. Como dicen las crónicas policiales, “ya no hay códigos”. Y resulta difícil saber si se mata para robar, o si el robo es sólo consecuencia de la sed por matar.
Hace apenas 20 días, publicamos en estas columnas una nota titulada El robo de arriba engendra el robo de abajo. En ella nos ocupamos del vínculo -no oficializado, pero ostensible- que une a muchos políticos, más amigos del negociado que de las tareas propias del gobierno, con los delincuentes comunes.
Dos gravísimos flagelos, sufre la sociedad argentina. Uno, es la corrupción que carcome a las altas esferas del poder. (Que los gobiernos K ocupen la cúspide en esa materia, no los hace sus dueños exclusivos. Ella traspasa las fronteras de distintas administraciones).
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