Ladrarle al tribunal.

En fútbol se dice que no hay mejor defensa que un buen ataque. Máxima que se suponía limitada al ámbito de “la popu”. Sin embargo, de la tribuna, saltó a Tribunales. Ascenso sorprendente, si tenemos en cuenta que se logró de la mano de la Vicepresidente de la Nación. 

El viejo Vizcacha aconsejaba hacerse amigo el juez. Sin duda, esperaba beneficios de ese ese ficto acercamiento. En cambio, la Vice, auténtica veterana de la política, procura tales beneficios con una actitud diametralmente opuesta. Agrede a los tribunales que la juzgan, los chucea, les chumba y los amenaza. 

A finales de 2019, se lució ante El Tribunal Oral Federal N | 2, en la causa llamada “por la obra pública”. Les dijo a sus jueces: “Este es un tribunal del lawfare, que seguramente tiene la condena escrita. A mí me absolvió la historia. Y a ustedes seguramente los va a condenar la historia. ¿Preguntas? Preguntas tienen que contestar ustedes, no yo”.

Su seguridad, al así apostrofarlos, no era totalmente infundada. Buena parte del Poder Judicial ha sido colonizada por jueces que son anuentes con el latrocinio. Claro que no todos. Y así lo han demostrado algunos fallos recientes. Razón por la cual, la seguridad de Cristina no es plena. 

Allí danzan, inconclusos o fantasmagóricos, los proyectos de reformas judiciales que podrían asegurar su impunidad, reforma de la Corte – o creación de una nueva – incluidos. 

Sin embargo, ella persiste en su estrategia de agresión, como lo acaba de demostrar ante otro tribunal. A estos jueces, ante los que comparece como presunta autora de ilícitos– y a todos los demás – los culpó de la actual situación del país.

Les dijo, ni más ni menos, que: “No miren para otro lado, ustedes son responsables de lo que está pasando y me da mucha bronca porque sufre la gente”. (Ella increpa, inocente como lo era Néstor y como lo son Lázaro, Cristóbal, de Vido y tantos otros. Porque si “…los responsables de lo que está pasando”, son los jueces, ellos son ajenos a todo, claro está. Buenos muchachos).

Ahora bien, si Cristina no está totalmente segura de su éxito ¿Qué es lo que la lleva a seguir siendo agresiva con todo juez que entienda en sus causas? La respuesta es simple: la desesperación. Porque sabe que, si no vence en su ataque definitivo a lo que queda del Poder Judicial, está perdida. 

Confía, pues, en inspirar en los juzgadores el miedo suficiente como para que sus fallos le sean favorables. Pero no ignora que, si su Frente no vence holgadamente en las elecciones de este año, su suerte está echada. 

Un jurista español, Gómez Jiménez de Cisneros, afirma que uno de los peores defectos que puede tener un juzgador es “el temor a los poderosos”.  

Ese es, justamente, el temor que quiere inspirar la Vice. El autor citado explica a continuación que: “En los tiempos de hoy, el ladrón no suele echarse al camino con riesgo de vida; es más frecuente que vista de frac”. Añado: o que detente poder político; ejemplos sobran. 

El jurista uruguayo Eduardo Couture redactó unos célebres mandamientos del abogado, el quinto de los cuales es: “Sé leal”. El proceder de Cristina no lo es. Aunque debemos admitir que la Vice nunca pudo probar su calidad de abogada – que invocó – agregando aquello de “exitosa”. Si realmente lo fuera, debería recordársele ese mandamiento, para su actuar ante las cortes. Claro que, si solo es una simple procesada, no le podemos exigir tanto. 

Que se haga Justicia.

Daniel Zolezzi.

Fuente: Diario La Prensa

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