Era Abanderado del Batallón N°1 de Santa Fe.
Murió en la Batalla de Curupayti, de la cual mañana se cumplen 155 años, portando la Bandera que se le había confiado.
Cayó al pie de las murallas paraguayas.
Se pudo rescatar su bandera, la cual estaba atravesada de catorce balazos, bendecida con la sangre de Grandoli.
Su cadáver nunca pudo recuperarse del campo de batalla.
Hoy, ese paño glorioso, se halla en el Museo Julio Marc de la ciudad de Rosarío.
Aún conserva las manchas, ahora marrones, testimonios del supremo sacrificio del soldado.
La víspera de la batalla, un día como hoy, 21 de septiembre de 1866, escribió una carta para su madre: «… El argentino de honor debe dejar de existir antes de ver humillada la bandera de la Patria.
Yo no dudo que la vida militar es penosa, pero, ¿qué importa si uno padece defendiendo los derechos y la honra de su país?
Mañana seremos diezmados, pero yo he de saber morir defendiendo la bandera que me dieron».
Tenía 17 años.
Monumento del Subteniente Grandoli en Rosario
Es Historia que pocos sabemos.
Por Autor Anónimo.
Un comentario
Más allá de la injusta guerra de la Triple Alianza, vale la estatura de este soldado para mostrar también que nunca hubo «chicos de la guerra».