Si a Cristina la «fusilaron», ¿con Nisman qué pasó?
Abundan los comentarios sobre la sentencia que condenó a la vicepresidente a seis años de prisión. Al menos por hoy, me propongo no saturar al lector con uno más.
Abundan los comentarios sobre la sentencia que condenó a la vicepresidente a seis años de prisión. Al menos por hoy, me propongo no saturar al lector con uno más.
Me alegra enormemente que Cristina Kirchner haya sido condenada; confío en que la instancia superior agrave la pena considerando la asociación ilícita sosteniida por los Fiscales y, en minoría, por el Camarista Basso.
En la canción infantil inglesa, los indiecitos que iban desapareciendo eran diez. Igual número era el de los personajes que, en la novela de Agatha Christie, encontraban trágico fin.
Se cumplen 100 años de la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Una empresa señera en el crecimiento y el desarrollo de nuestra economía, fundamental para el trazado de las primeras rutas pavimentadas del país.
A esta altura es grande el riesgo de caer en la vulgaridad poniendo de manifiesto la vergüenza ajena que provoca oír a nuestras máximas autoridades en el común gran de sus expresiones. Desde las del balbuceante canciller hasta las contradicciones presidenciales, que opacan a un largo conjunto de ordinarios personajes encumbrados, son motivo de creciente sonrojo.
Gobernar (en principio, como lo indica la palabra misma desde su origen griego –kybernao–), señala a quien lleva el timón de la nave, a quien sabe a qué puerto quiere ir, al que puede aprovechar las corrientes de la mar, los vientos, propicios o contrarios, para arribar con bien a su destino.
El contrato de exclusividad firmado por los Kirchner está vencido; la “memoria” debe dejar paso a la historia y los argentinos debemos recuperar la causa universal de los derechos humanos.
La Psiquiatría llamada clásica distingue tres grandes tipos de condiciones patológicas: las neurosis, las personalidades psicopáticas y las psicosis. Todos tenemos, en grados diferentes, ciertos rasgos neuróticos que habitualmente hacen sufrir a quien los presenta y acercan por eso a la consulta terapéutica.
El 12 de septiembre, nadie perdió. Cristina lapidó al Presidente en una carta tan abierta, que accedió a ella aún el más desinformado. Al culparlo, se hizo ajena a toda derrota. De su Olimpo no se mueve.
Hace un año, en medio de la algarabía de sus simpatizantes, Alberto Fernández
se sentaba en el sillón de Rivadavia. Nadie podía imaginar entonces que, a las asignaturas
pendientes que arrastraba el país y a la desafortunada herencia recibida de la administración
anterior, el presidente pronto debería sumarle una preocupación de mayor calado: la pandemia.
Envianos tu E-mail para recibir periódicamente los artículos publicados.