Que hablen los médicos.
El presidente de la República nos ha acostumbrado a oírlo desmentir a la tarde lo que mintió a la mañana. Siempre manteniéndose lejos de la verdad. Y, naturalmente, contagia a sus colaboradores, desde los ministros a los funcionarios, desde quien encabeza a los diputados hasta quienes gobiernan gran parte de las provincias.