«Aunque no se logre la victoria, hay que mantenerse vigilante y poner en juego todo su peso de hombre comprometido por la justicia y por la paz» (Jorge Semprún, La escritura y la vida).
El pensador español -sobreviviente del campo de concentración de Büchenwald- aconseja proceder así, aún cuando no se alcance la victoria. Con más razón, debe ponerse todo en juego, cuando la victoria aún es posible. Actitud que debe asumirse cuando aún se está a tiempo.
Por ello, alarman las vacilaciones, indefiniciones y demoras en las que incurre la oposición, cuando el gobierno avanza -cada día un paso más- contra la forma republicana de gobierno que asegura el artículo 1° de nuestra Constitución Nacional. No es nada casual que -a la par que se lleva una ofensiva a cielo abierto contra lo que queda del Poder Judicial- ciertos voceros K proclamen su intención de reformarla.
En estas columnas llevamos dicho que el único plan coherente de este gobierno es conseguir la impunidad de Cristina y de su cohorte de empresarios y funcionarios cómplices. Lo que le resultará difícil conseguir, si no completa su plan de colonización absoluta de la Justicia. O si no consigue reformar la Constitución para hacerla depender, del modo más completo, de los poderes políticos del Estado.
Así danzan proyectos de reformas judiciales, incluyendo la creación de tribunales que limen la jurisdicción de la Corte Suprema, mientras funciona un Consejo de la Magistratura inconstitucionalmente integrado y el abogado de Cristina en causas penales se convierte, sin pasos intermedios, en juez de la Cámara Federal Penal (que entiende en segunda instancia en tales causas). Estos planes y estos hechos nos señalan, bien visiblemene, el peor de los rumbos.
(En un absurdo que rebasa la imaginación tropical de García Márquez, al escribirse estas líneas, Boudou, el discjockeyde la UCD devenido vicepresidente K -con condena firme por cohecho y otros delitos- se apresta a participar en un seminario a dictarse en la Universidad de Buenos Aires referido «…a la guerra mediática y jurídica»…) Sí, es cierto.
Ahora bien, es de suma gravedad que frente a este escandaloso atropello diario a las instituciones, no se vislumbre una alternativa vertebrada. Parece que a la oposición, la idea de perder la República no le ha calado con la profundidad debida.
Las largas vacaciones de Macri, interrumpidas al sólo efecto de presentar un libro, los silencios de Vidal, aparentemente más consagrada a su vida privada, la tibieza pactista de Rodríguez Larreta y de Lousteau, transitan entre la dejadez y la complicidad por omisión.
Tal vez, se abra así algún camino mayor a Carrió y a opositores más frontales, pero de menos estructura, como Espert y López Murphy. También, a algún sector peronista que, aún demoradamente, parece decidido a rescatar a su partido de las ajenas garras K y a relanzarlo con su orientación tradicional.
Lo cierto es que los unos y los otros, sin que esto signifique considerarlos una solución ideal, deben conformar un frente único de oposición. Cualquier otra cosa, es perder el tiempo. No será lo mejor, pero es la única alternativa posible y visible. Y esto debe hacerse ya, posponiendo ambiciones personales. Mañana, puede ser demasiado tarde.
Por Daniel Zolezzi.
Fuente: Diario La Prensa.